
En sus primeras palabras como sucesor de Pedro, el nuevo Papa pidió oraciones de todos para que Dios le ayudara en su tarea.
Muchos pensamos que Dios ha oído nuestras oraciones y Francisco sigue su labor de conducir la Iglesia hacia posturas más humanas, más cercanas y nos sentimos comprendidos y confortados.
Seguiremos rezando por él para que, a pesar de las dificultades y oposiciones, siga llevando el mensaje de Cristo a nivel de la calle, a la vida cotidiana.
Hoy, como cada domingo, ha rezado el Ángelus en la Plaza de San Pedro y después ha comentado el Evangelio de hoy en el que aparece la mujer adúltera, a la que querían lapidar.
Francisco ha dicho: “Esta mujer nos representa a todos, pecadores, infieles a Dios en ocasiones”
“¡Cuanto bien nos hace ser conscientes de que también nosotros somos pecadores!”
“Cuando preguntan a Jesús que se debía hacer con aquella mujer, Jesús les dice: aquel de vosotros que no tenga pecado que tire la primera piedra. Y esta respuesta les desarma”
“Dios siempre nos quiere liberar de nuestro pecado, no quiere nunca la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”
“El es la gracia que salva del pecado y de la muerte y está lleno de misericordia y amor”